Sobre la fotografía, de Susan Sontag publicado en 1975, es una
recopilación de ensayos y reflexiones de la autora llevadas a un libro. Habla
de la fotografía y sus diferentes funciones, en cuanto a lo que quiere mostrar;
otros en relación con el para qué y el porqué de la fotografía; a partir de qué
surge el uso de ésta y la influencia que tiene en la sociedad; su representación
de lo no visible; la relación que tiene con el arte; el difícil camino de la
fotografía para explicarse a si misma, y las diferentes definiciones que los fotógrafos
más importantes le han dado a lo largo del la historia.
Es un libro que, aunque tenga
sus referencias en fotógrafos clásicos, nos apoya en el momento de querer
comprenderla pues, al conocer su origen y transformación a lo largo de las
décadas y saber a lo que se ha enfrentado, nos ubica en el momento histórico
actual y nos hace consientes de la gran tarea que tiene un fotógrafo en sus
manos. Además, nos da criterios al compartirnos muchas ideas, visiones y
proyectos que cada fotógrafo fue desarrollando y de esta forma, cada lector va
razonando lo que busca de sí mismo para ponerlo en práctica con el uso de la
cámara.
Susan habla sobre la
evidencia que una fotografía llega ha ser para cualquier espectador, ya que
captura el momento y lo muestra y, aunque este sea desconocido para la persona,
lo puede “conocer”. Un ejemplo que da, son los viajes o reuniones familiares. En
consecuencia a eso las cámaras ya se han convertido en elementos primordiales
dentro de las familias. Por lo mismo las empresas fabricantes de cámaras y
desarrolladores de tecnología, buscan darle al cliente una cámara que facilite
su uso para la obtención de buenas imágenes en pasos muy simples, como los de
un arma: “apuntas y disparas”, siendo la cámara finalmente un arma que nos
hace ejercer una violación sobre lo fotografiado, otorgándonos poder sobre lo
fotografiado ya que lo convierte en propio, además de crear un contacto con lo
lejano haciendo que lo sintamos cercano, o bien traer el pasado de regreso a
nuestras vidas actuales.
Ayuda a que razonemos cómo
las imágenes fotográficas jalan nuestra atención hacia lo que se quiere que
veamos, lo que se considera importante y, al contrario, lo que no se fotografía
pierde relevancia inconscientemente. Siendo las fotografías más fáciles de
comprender que un texto, juegan un papel importante en la interpretación de la
realidad y de los acontecimientos relevantes de la historia.
Las fotografías no siempre
nos van a dar el sentimiento real, quizás si hubiéramos presenciado lo que esta
retratado tendríamos una percepción totalmente diferente, es por eso que la
cámara es a semejanza de unos ojos externos que miran por nosotros y nos dan
intensidades diferentes de los sentimientos e impactos que pueden causar los
sucesos, es decir, digieren por nosotros lo real y lo hace más aceptable para
nuestra vista. También por eso las
imágenes pueden ir creando ideologías e irlas marcando fuertemente. Somos
consumidores dependientes del poder que las fotografías tienen sobre nosotros
e indirectamente modifican nuestras ideas y actos.
La autora habla sobre la
búsqueda de lo bello en la fotografía y la idealización de las imágenes y
explica la teoría de Walt Whitman, que quería llegar más allá de lo bello o lo
feo, pues consideraba que no era relevante establecer estas distinciones,
porque para él, solo eran superficiales. Demuestra como la percepción de lo bello puede
cambiar y llegar a ser relativo, y cuenta como, a partir de 1915 con Edward
Steichen esta concepción de lo bello empezó a tomar un rumbo diferente. Después
de esta referencia da otras en las que casi todas coinciden en la belleza de la
diversidad y de la belleza de la humanidad por igual con sus diferencias. Nos
habla del proyecto de fotografía artística de Diane Arbus del año 1972; estas
eran puras fotografías de personas raras,
poco comunes, gente fuera de serie que
normalmente mirarlas nos causarían incomodidad o disgusto, pero lo peculiar de
estas fotos era que captaban el sentimiento de los que posaban, personas cómodas
con lo que eran, de ese modo lograba mostrar
al espectador la existencia de otro mundo paralelo que era diferente para los
que no estaban dentro de él y aun así,
era totalmente valido, existente y real, ignorante de su rareza y posible fealdad
ante lo normal y común. Aquí es obvio
que la cámara se convierte en un pase libre para los fotógrafos, hacia los
otros mundos, y a las vidas de los demás.
Habla del realismo que se le
atribuye a la fotografía y el surrealismo al que se aproxima, ya que puede ser
un imagen supuestamente real pero modificada, así que finalmente al estar
manipulada la realidad que naturalmente vemos deja de ser real. ”Algo feo o
grotesco puede ser conmovedor porque la atención del fotógrafo lo a
dignificado”, dice Susan. Este surrealismo es meramente burgués, pues su visión
no puede ser posible, ya que es un mundo oculto a sus ojos. Pero a final de
cuentas no es la diferencia de clase social lo que hace a la fotografía surrealista,
lo que la hace así es la distancia, el puente que crea entre el tiempo y el
espacio que hay entre estas dos realidades. También, porque ese momento
capturado se convierte en pasado, un pasado que ya no es vivido y que ya cambió
en el presente. Las fotografías son una
prueba de que la mortalidad es real y todos somos vulnerables a ella.
Algo muy importante que
expone es que esta disciplina en su ámbito artístico fue un puente para la
pintura, la saco de su ardua tarea de querer representar la realidad y le dio
la oportunidad de probar nuevos horizontes, le permitió ser abstracta y libre.
La autora afirma que las
personas quieren ser fotogénicas, pues le dan mas veracidad a la fotografía que
a la realidad. La fotografía le puede dar a la persona retratada una verdad que
puede no gustarle, ya que se toma a la foto como una medida de lo que es bello,
por eso el gran invento del retoque en la fotografía le permitió expandirse y
fue prácticamente uno de los aspectos que le dio popularidad. Ya que se tiene
mas credibilidad en las fotografías que en la realidad, cosa que no debería
ser, es porque la fotografía se lo ha ganado, ya que a comparación de la
pintura, puede capturar lo que la pintura muchas veces no ve. También por eso
se le ve al fotógrafo como el que puede descubrir la belleza en donde otros no
la ven.
Muchas veces el uso y el tema que se le da a
las imágenes les puede llegar a dar más importancia dentro de la percepción que
se tenga de estás. Es por eso que al hablar de fotografía tenemos que saber el
uso que se le dará, ejemplos serían; la fotografía científica, periodística, comercial,
publicitaria, artística, entre otras. Un dato importante que nos presenta otro
tipo de fotografía según su uso, es la policiaca, se comienza a usar a partir
de 1871 como una herramienta para probar los sucesos reales y así tomar el
control. También la importancia de la fotografía, depende del contexto en el
que se toma y se presenta.
Susan cierra con una reflexión
que me parece la más importante en todo el libro diciendo: “…la fuerza de las imágenes fotográficas proviene de que son realidades
materiales por derecho propio, […] flotando en la estela de lo que las emitió,
medios poderosos para poner en jaque a la realidad, para transformarla en una
sombra. Las imágenes son más reales de lo que cualquiera pudo haber imaginado.
Y como son un recurso ilimitado que jamás se agotará con el despilfarro
consumista, […] Si a caso hay un modo mejor de incluir el mundo de las imágenes
al mundo real, se requerirá de una ecología no solo de las cosas reales sino
también de las imágenes.”
A final nos regala una
antología de citas. Dentro de estas hay dos que a mi me parecen muy importantes
y buenas, ya que sintetizan parte de mi gusto e interés por hacer fotografía :
“Si pudiera contarlo con palabras, no
me sería necesario cargar con una cámara”
-Lewis Hine
“Fotografío lo que no deseo pintar y
pinto lo que no puedo fotografiar”
-Man Ray
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